Desde una esquina del tiempo llega el rumor de sus voces. Mucho de lo que susurran a mi oído nunca será conocido. Pero algunas palabras verán la luz del papel, y serán.



domingo, 18 de septiembre de 2016

Latido extramundis



Cuando la plenitud
se pinta
en tu sonrisa
tengo que buscar
mi corazón allá,
lejos,
revoloteando tal vez
alrededor
de Sirio

o Betelgeuse...

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Nombre




La pesada carga
de angustias pasadas
invita
a no ponerle nombre.
Pero…
Las horas contigo
que se vuelven
segundos…
El corazón
en vilo
hasta volver a verte…
La paz
inconmensurable
de tu abrazo
apretado…
La dulzura
del beso
que interrumpe
la charla…
El regocijo
del alma
al escuchar
tu risa…
Y la certeza inmensa
de mirar adelante
y ya no ver
la noche,
sino un sol
de esperanza…
Esas cosas no tienen
nombre
todavía.

Pero…¿quién sabe…?

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sábado, 17 de septiembre de 2016

Las horas




¿Qué sueños bebí
en tu boca?
Y ¿cuáles en la tibieza
de tu abrazo?
En vilo me tienen
los minutos
los segundos que faltan
para envolverme
de nuevo en tu aroma.
Para perderme en tus ojos
y descubrir allí
que renazco,
que soy el más fuerte
lidiando
con tus miedos,
y no serán estériles
mi ternura

y mis besos...

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viernes, 8 de julio de 2016

Sabor



Cierro los ojos
y el borde
del cristal de mi copa
trasmuta
en tu boca.
Entonces
el vino 
me sabe a besos,
y tu talle
se desliza 
entre mis manos
hasta quedar
-tú y la copa-
tibios 
en mi pecho...

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miércoles, 8 de junio de 2016

Incendio (Reposición)


            Con ambas manos, me tomé fuertemente de la soga. Ésta, había aparecido providencialmente frente a mis ojos, y no dudé un instante. Tal vez fuera la única oportunidad de sobrevivir.

            El fuego hizo estallar los vidrios de la ventana que estaba tras de mí, en el mismo momento en que mis pies se separaban del balcón, y mi cuerpo quedaba suspendido en el vacío, sostenido por la soga.

            Miré hacia abajo. Las llamas y el humo ocupaban todo el espacio entre los dos edificios. No tenía opción. Comencé a trepar, usando toda la fuerza de mis brazos, y ayudándome con mis piernas, torneadas en la soga.

            Es cierto que en una situación límite uno saca fuerzas de dónde sea, pero la verdad es que ya estaba muy agotado. Había subido dieciséis pisos por las escaleras, huyendo del fuego, y tuve que romper a puñetazos la puerta del apartamento por cuya ventana pude, después, escapar.

            La tensión era extrema, a la vez que veía el fuego avanzar más rápido que yo, hacia lo alto del edificio.

            La soga, surgida desde la nada, era quizá el hilo que me ataba a la vida. Estaba separada de la pared, de modo que no me alcanzaban directamente las llamas, pero también se me hacía muy difícil acercarme a un lugar donde poder hacer pie. Estaba jugado a la resistencia de mis brazos y aún así, no sabía si, al llegar a la cumbre, tendría alguna salida.

            Traté de pensar sólo en la soga, y avanzar palmo a palmo hacia el destino incierto del último piso.

            De pronto, la soga se desprendió de donde fuera que había estado sujeta, y comencé a caer vertiginosamente. Mis ojos, desorbitados, vieron que había faltado muy poco para llegar a la azotea.

            Al mismo tiempo, una cantidad enorme de agua cayó sobre el edificio, aplacando la voracidad de las llamas.

            Pero yo seguía cayendo, y sólo tuve tiempo para escuchar aquella voz, como de trueno,  y ver a la mujer, gigantesca, que con un balde en la mano, recriminaba al niño, gritando:

            — ¡Otra vez jugando con fuego! ¡Y mira cómo has arruinado tus muñecos!
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miércoles, 1 de junio de 2016

Brotes


Temblor y temor
de mi alma
que se baña en la luz
de tu certeza,
de tu arrojo,
de tus palabras
jamás dichas
proclamadas.
No hay duda infinita.
Sólo duda.
Una duda de humano
que lo soy.
El trozo de estrella
cálida
del que estoy hecho
se congela al contacto
de mi humanidad
y dudo.
Pero se abre tu sonrisa
clara
y en el rumor de mañanas
prometidas
encuentro la calma
ansiada.
Y la razón, eterna convidada
de piedra
esta vez logra
que me invada la paz.
Porque te sueño
y te pienso
y pensando te sueño
a mi lado.
Y el futuro se abre a mi vida.
Pimpollo,
anuncio de cielo
en luz
preñado. 
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lunes, 2 de mayo de 2016

Exposición



Abierta
mi alma
sobre mi mano
abierta.
Se ofrece
o mendiga.
No lo sé.
Pero se ve
desde lejos
honda
mortal

la herida.
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sábado, 23 de abril de 2016

Sin luz



Para poder
seguir viviendo
sin vivir,
trasmuta mi piel
en cáscara.
Dura caparazón.
Seca.
Estéril de ternura.
Impermeable
al gozo
al dolor
a la sorpresa.
Piel silente,
nostálgica de nada,
que envuelve un no ser
hastiado,
unos jirones de recuerdos,
una tristeza que cala
hasta los huesos,
y un pabilo
imposible ya

de encender.
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sábado, 16 de abril de 2016

Elección


   Los rayos del sol penetran en la imagen casi horizontalmente, creando unas sombras largas, estilizadas, sugerentes. A esta hora, en que la tarde agoniza, los distintos tonos de verde alcanzan su más diáfana expresión, antes de comenzar a opacarse lentamente y culminar siendo todos una única sombra. Los troncos, con sus ropas de musgo, han crecido libres, anárquicamente torcidos, según los ha guiado la luz que les da la vida.

  La ocre hojarasca, que se tiende cual manto crujiente, habla de renovación, de futura descomposición que volverá a trepar desde las raíces para plenificar de savia nueva hasta la última nervadura de la última hoja.


     El cuadro que se presenta ante mis ojos es de una belleza tal que afianza mi decisión: éste es el lugar indicado. Conociéndote como te conozco, estoy seguro que tú también estarías de acuerdo. ¿Quién osaría romper esta armonía y esta paz para buscar tu cadáver?
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sábado, 9 de abril de 2016

Despedida



Te elevas entre volutas azuladas, y unos destellos rojizos me permiten ver cómo te retuerces, cómo estiras inútilmente tus manos hacia el borde, sabiendo que ya no puedes alcanzarlo. Eso me duele tanto como a ti.
Un cinturón de claveles blancos aprisiona tu cintura contra el pino, otrora vital y desafiante, que ahora yace inerte, bajo tu cuerpo helado.
La Muerte ha venido a desintegrar la vida, como un fuego incontrolado, que lo arrasa todo, sin reparar en sueños, amores o poemas.

Sólo queda, palpitando débilmente  entre las cenizas, esta tremenda soledad.

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domingo, 20 de marzo de 2016

Recuerdos en serie


        Todo ha ido a parar al sótano irremediablemente. Las estanterías están repletas de objetos que, en su momento, han sido importantes en mi vida, los he etiquetado y ordenado por fecha. A veces, me paso horas contemplándolos y reviviendo historias. El osito de peluche que me acompañó en la cuna, el uniforme del colegio, los patines -¡Ah, cuántos golpes!-, mi primera navaja, las calificaciones de la secundaria, el brazalete y los aros que le quité a mi primera víctima, las llaves de mi primer coche, algunas fotos de excursiones a las montañas, las bragas de mi segunda víctima…


        La alarma del móvil interrumpe mis recuerdos. Es la hora en que está sola en su casa y nadie podrá molestarnos. Los números redondos tienen una extraña fascinación, y con ella serán diez.

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jueves, 28 de enero de 2016

El paseo




Ella lucía su pelo atado en dos coletas.
Él llevaba el traje con afectación.
Ella regalaba sonrisas por doquier.
Él caminaba erguido, ajustando su corbata.
Ella saltaba los charcos.
Él buscaba dónde pisar seguro.
Ella lo miraba con ternura.
Él la miraba lleno de orgullo.
            Caminaron de la mano hasta la plaza.
            Eligieron un banco, y se sentaron en silencio.
            El vaivén de los columpios fue la música de fondo.
Él se puso serio, y buscó las palabras adecuadas.
Ella lo miraba, expectante.
Él hizo todo lo posible por disimular.
Ella lo tomó de las manos, casi suplicante.
Él habló, finalmente:
— Tú ganas. Después que juegues con tus amiguitas, te llevaré a tomar un helado.

Ella se colgó, feliz, del cuello de su abuelo.

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