El río se
enciende
y brotan
llamas
de las aguas
antes calmas.
Como si el sol
se disolviera
en ellas,
con una
efervescencia
de antiácido.
Un vaho
caliente se derrama
en las
orillas,
y las rocas se
licúan,
en lava espesa
y ardiente.
La cálida
brisa
no hace más
que avivar el
fuego.
Los árboles
tiemblan
sobre la
tierra
quemante,
y sus
vibraciones
estremecen
el aire.
Los pájaros
no huyen,
sino que aúnan
sus trinos
en una
sinfonía
impresionante,
en un intento
de conjurar
esa terrible
ola
que amenaza
abrasarlos.
Las nubes
danzan
y todo el
paisaje
gira
y gira,
en un
sicodélico
espiral
de sensaciones
que preludian
la explosión.
Y luego,
tu respiración
entrecortada,
la piel
estremecida,
y el abrazo
húmedo
entre las
sábanas
revueltas.
..................................
Toda una explosión viva. Llamas que no hacen más que llevarnos al clímax impetuoso del amor entregado.
ResponderBorrarSugerentes versos, Hugo.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Excelente metáfora amigo. el momento mágico en su máxima expresión.
ResponderBorrarUn abrazo
Hola Hugo:
ResponderBorrarTe he propuesto para un premio Dardos, simbólico entre blogueros, porque me gusta lo que escribes.
Visita el mío para seguir las instrucciones:
http://fernandogessa.blogspot.com.es/2013/05/premio-dardos-mesa-para-uno.html
Un saludo.
Precioso, sensual, y bonito de imaginar...
ResponderBorrarUn beso.
HUGO quiero desearte un "FELIZ DIA DEL AMIGO".tu fuiste el primero que comentaste mi primer escrito publicado en mi blog , gracias amigo
ResponderBorrarBesitos!