¿En qué país
podré comprar
la casa
que tiene esa
ventana,
desde la cual
añoré tu regreso?
¿Andaré
algún día
por ese camino
donde tus pasos
se hicieron
ausencia?
¿Volveré
a empaparme
de la sangre
blanca
que miles de
estrellas
vertieron
por la herida
del adiós?
Incluso las heridas del adiós acaban por cicatrizar, y sin duda los versos son un buen sedante para el escozor.
ResponderBorrarSaludos y feliz 2014
Gracias, Narci, por tus palabras y por tu visita. No hay escozor, en la poesía también se pone mucha fantasía. Saludos.
Borrar