El titilar del cursor amenaza convertirse en una
visión insoportable. Su sonido, inexistente, comienza a crecer en el centro de
mi cabeza, como un martillo que, golpe a golpe, va hundiendo un clavo, que
penetra hasta el tuétano de mi voluntad.
Ese
pequeño punto arriba, a la izquierda de la pantalla en blanco, se me aparece
como el ojo de un remolino, por donde se fueron todas las palabras.
El
cursor sigue machacando, y el dolor llega hasta los dedos, que languidecen
sobre el teclado. Las letras, otrora cómplices de incontables aventuras, han
tornado signos incomprensibles, revoltijo de trazos desconocidos.
El
caos, ensombrecido, sube brazos arriba y acongoja al corazón, que no puede
reprimir una lágrima. La angustiosa perla rueda mejillas abajo, y cae
blandamente sobre la hoja en blanco. Mis ojos, enrojecidos por la estéril
vigilia, reparan en la brevísima mancha que se ha dibujado en el papel.
Entonces, el ensordecedor tableteo del cursor se detiene bruscamente, y mi
mirada, atónita, asiste al nacimiento de las primeras letras:
Llanto que has venido
en auxilio de mi alma
que, desorientada,
imploraba el milagro
de ver destruidos
los muros horrendos
donde, prisionera,
mi musa clamaba.
Llanto que haces fértil
mi imaginación,
donde fluyen de nuevo,
en versos, mis palabras.
...............................................
Original escrito, Hugo.
ResponderBorrarEs cierto que la gestación de muchos escritos es un pulso de uno contra las musas, contra la lejanía de la idea, contra la palabra que no llega.
Al final, como casi todo en la vida, el esfuerzo y la insistencia (también el coraje), obtiene sus frutos. Con lamentos en prosa o en verso.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
En todo de acuerdo. Gracias, Mos, por la visita.
BorrarNo hay nada como las emociones para provocar a las musas. Tu lágrima regó la planta de la brotó esa bella poesía.
ResponderBorrarUn abrazo Hugo.
Gracias, Oscar. Qué bueno verte de nuevo por aquí, tu novela te ha tenido agradablemente ocupado, te felicito.
BorrarBueno, nunca se sabe dónde, cuándo, cómo llega la inspiración. Dicen que es mejor que te encuentre trabajando. Yo no sé...
ResponderBorrarUn placer leerte, como ya es costumbre para mi.
Un abrazo, amigo.
Para empezar, que nos encuentre despiertos... Gracias, amigo.
Borrar