Cayó al suelo, exhausto. Su espada había quedado clavada en
el pecho del horrible monstruo. Finalmente, había vencido. Pero estaba aturdido
por los golpes recibidos y la cabeza le daba vueltas.
Notó un
hilo, atado fuertemente a uno de sus dedos. Acostumbraba anudarse un hilo para
no olvidar las tareas importantes, pero ahora no podía recordar para qué lo
había puesto allí.
Empezó a
caminar, buscando la salida, tratando de orientarse por los múltiples pasillos.
Fue y vino por varios de ellos, pero siempre encontraba una pared que le
cerraba el paso. Después de varias vueltas, el hilo se había enredado, y tuvo
que cortarlo para moverse con comodidad.
Pasó mucho
tiempo intentando encontrar la salida, pero nunca lo logró. Aquello era un verdadero
laberinto.
Afuera, cansada
de esperar, Ariadna recogió el hilo, hizo una madeja y se retiró, muy triste,
pensando que Teseo había muerto a manos del Minotauro.
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No sé qué diría Homero -muy dado él a explicar la mitología-, pero a mi me parece una versión mucho más sorprendente y apasionante que la 1.0, más abierto, con muchas interrogantes: ¿Se echará pronto Ariadna otro noviete? ¿Ateniense o Cretense? ¿Le gustará atarle? ¿Sobrevivirá Teseo? ¿Comiendo qué? ¿A qué sabe el minotauro?
ResponderBorrarBravo, Hugo!
Un abrazo, amigo.
Gracias, Fernando. Interesante visión, la tuya, y cargada de sabiduría, además del profundo conocimiento de la mitología (cosa que yo no poseo). Es bueno que queden puertas abiertas...
ResponderBorrarQuerido amigo, interesante este relato que seguramente tuvo su fundamento en algún pasaje mitológico. Independientemente a ello demuestra una vez más tu exquisita forma de escribir. Felicitaciones!
ResponderBorrarRafael
Bueno todo tiene su nueva visión, hasta las leyendas... jaja, muy bueno.
ResponderBorrarTe mando un beso al alma.
Hugo, un lección de mitología, aquí encuentro lo que no está en los libros, muy buen relato, (como siempre)
ResponderBorrarUn abrazo amigo.
Vaya sorpresa..!...olvidarse para qué era el hilo atado a su dedo....olvidar lo importante, y ahí vemos la fé de Ariadne, rindiéndose a una simple conjetura...Aplausos de pie, Hugojota...
ResponderBorrarHugo:
ResponderBorrarBorges se hubiera regocijado con esta versión doblemente trágica.
Y a lo mejor fue así y Teseo gozó de la fama de valiente por matar a Asterión y se calló su propia muerte por inanición.
Un cordial saludo.