Desde una esquina del tiempo llega el rumor de sus voces. Mucho de lo que susurran a mi oído nunca será conocido. Pero algunas palabras verán la luz del papel, y serán.



martes, 29 de enero de 2013

In extremis

"El grito" Edvard Munch

In extremis


Contemplo
en el horizonte,
la herida
abierta,
sangrante,
mortal.
La rojiza llamarada,
oprimida
entre el cielo y la tierra,
lanza un gemido
estremecedor,
doloroso,
inefable,
que sólo a mí
me aturde,
me embriaga,
me angustia.
El muro de mis manos
no alcanza
para evitar que
mis ojos,
mis oídos
y mi alma
se saturen
dolorosamente
de morados,
ocres
y naranjas.
Un agónico estertor
escapa
del enorme vientre azul,
que  admiré,
sorbí,
gocé,
cuando nacía,
celeste.
La última punzada
la dan los mástiles
erectos,
filosos,
vacíos
de las velas, arriadas,
en el barco.
La madera carcomida
del mirador
se sobrecoge,
bajo el peso inexplicable
de mi tristeza,
ante la muerte
espléndida,
luminosa,
fascinante,
de este día,
que acontece allí,
donde la noche se ha tragado
todos los brillos
del lago.
Y me duele la mirada
indiferente,
apática,
lejana,
de los paseantes.


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