Llevaba casi una hora, sentado en su escritorio, frente a la hoja en blanco.
Tenía por norma quitar todo lo que hubiera sobre la mesa, y dejar sólo el papel y el lápiz.
Pero la idea no venía a la cita. El lápiz giraba en sus manos, de un lado a otro, sus dedos tamborileaban sobre la madera. De vez en cuando, se echaba hacia atrás, y ponía las dos manos en la nuca. A veces, cerraba los ojos y trataba de que, en su mente, se formaran imágenes.
Pensó en las cosas que le habían sucedido en los últimos días... Buscó en los recuerdos de su niñez... Trató de rescatar algún detalle de la última película que había visto... Repasó, mentalmente, los últimos cuentos que había leído, de otros autores...
Hasta que, por fin, diáfana, sencilla, sugerente, apareció la que sería, seguramente, primera frase de su próximo cuento.
Febrilmente, tomó el lápiz y comenzó a escribir:
“Llevaba casi una hora, sentado en su escritorio, frente a la hoja en blanco...”
Una idea recurrente para escribir, que funciona, siempre nos encontramos ante una hoja en blanco... será un placer seguir leyendo tus escritos. un saludo
ResponderBorrarBuen comienzo, las Musas acudieron a su encuentro…
ResponderBorrarBesitos.
Pues sí, así funciona, luego sale mejor o sale peor, otras es como un torbellino que se agolpa en tu mente y no te da ni tiempo a plasmarlo.
ResponderBorrarBuen comienzo. Seguiremos leyendo.
Besos.
Y pensar que eso nos pasa a todos los que tenemos el hábito de la escritura como una forma de vida. Me gustó ese final, mismo comienzo. Ocurrente, realista y original para un relato que parece autobiográfico. Que bien que lo publicitaste nuevamente, siempre es el momento adecuado para una buena lectura.
ResponderBorrarFelicidades por tu blog Hugo,
Un abrazo
Rafael
Muy bueno Hugo, pusiste nuestras vidas frente al momento de crear.
ResponderBorrarno había leído esto amigo.
Un abrazo.
Ya lo había leído dándome una vuelta por tu blog, Hugo. Y sí, una forma original de comenzar el blog y de expresar las tribulaciones de un escritor ante una hoja en blanco.
ResponderBorrarUn abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.