El viento de Octubre, impetuoso,
me despeina.
Arremolina
las ideas y los sueños,
y desestabiliza
la verde quietud de la arboleda.
Los aromas
de los frutos y las flores,
incorpóreos polizones
en los pliegues de la brisa,
van llenando de frescura
las aceras y los nidos.
Pero no.
Está mustia la frescura. Ese calor,
que se apodera
de las cosas y los seres,
trae consigo una audaz revelación.
luminosa y colorida,
sólo anida hoy en mis versos.
Y del recuerdo he rescatado
sensaciones
que me han llevado, en cuerpo y alma,
hacia otros aires.
La realidad se muestra tórrida,
asfixiante.
El sol, a plomo cae,
ígneo y aplastante.
La osada mano,
que disputa mis cabellos
a la tozuda protección
de mi sombrero,
no es el viento de Octubre.
No. No puede serlo.
Desde su lánguida postura,
me lo confiesa, sin pudor,
el almanaque:
estamos en Enero.
Ese Enero torrido vuestro, que diferente al nuestro...
ResponderBorrar¿Publicas material que ya tenías o te salen los poemas de un día para otro?
En cualquier caso, me terminaré aficionando a la poesía, mi asignatura pendiente, gracias a tí.
Un saludo.
Este poema es de hoy. He subido otras cosas que ya tienen algún tiempo. Hay de todo. Gracias por leer y comentar. De verdad, faltó indicar que estoy en el Hemisferio Sur...
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