Desde una esquina del tiempo llega el rumor de sus voces. Mucho de lo que susurran a mi oído nunca será conocido. Pero algunas palabras verán la luz del papel, y serán.



martes, 12 de marzo de 2013

Vida




          La humeante taza de café, como otras veces, le ha servido de excusa para dejarse llevar por los recuerdos. Con los ojos entrecerrados, se reclina un poco en el sillón. La madera de haya cruje levemente. Los mullidos almohadones, forrados de piel natural, amortiguan su peso. Imágenes de diferentes momentos de su vida comienzan a desfilar, en una lenta secuencia, como si el inmenso televisor de plasma de cincuenta pulgadas, que domina la sala, se hubiera puesto de pronto a trasmitir su biografía.

          Se ve más joven, en las aulas de la Universidad, audaz y pujante, con la mirada llena de sueños por cumplir. Imposible olvidar el día de su graduación: el ingeniero más joven de su generación, con las máximas calificaciones. Los éxitos, que comienzan a sucederse en progresión geométrica, la fama, el reconocimiento… Y ella. Ella, que llena todos los espacios que quedaban vacíos, y redondea la perfección de su vida.

          La boda. Los viajes. Los hijos. ¡Ah, los hijos! ¡Cómo transformaron su vida! La alegría inundaba los rincones de la casa. Y todo coronado por la sonrisa, plena de felicidad, de la mujer amada.

          Un suave tintineo lo saca de su abstracción. Se incorpora, sin sobresalto. Ya está acostumbrado. Un transeúnte que, al pasar, ha dejado caer una moneda en el sucio cuenco de lata.

          Se arrebuja un poco más bajo las hojas de periódico que lo cubren –apenas- del intenso frío.
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14 comentarios:

  1. Un sueño de triunfos y halagos contrapuestos a la dura realidad.
    Excelente Hugo.
    Un abrazo.
    Luis

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  2. Ay! qué vida más triste ahora en la calle.... y qué bien has transiccionado desde unas escenas a otras con ese recurso de la pantalla.

    me gusta mucho. Un beso Hugo.

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  3. Qué duro, y desgraciadamente cada vez más frecuente...

    Magistral ese giro final de tu relato, Nos creas un ambiente perfecto, casi paradisiaco, y luego todo desaparece de un plumazo con el simple tintineo de una moneda, y el escenario se vuelve miseria en estado puro.

    Me ha encantado.

    Saludos

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    1. Gracias, Narci, por la visita y el comentario. A veces, un simple sonido nos despierta...

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  4. Cuánta realidad encierra tu micro, Hugo. Magistralmente nos llevas hasta ese giro final tras el tintineo.
    Casualmente ayer vi en las noticias de la televisión a un "sin techo" que dormía bajo un puente en pleno Madrid y era ingeniero venido a menos.

    Excelente micro, amigo.
    Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.

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    1. Si, es una historia más común de lo que desearíamos. Gracias, amigo.

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  5. Muy bueno, Hugo!
    Con tu típica sorpresita final. Y con la duda del recuerdo soñado, o del sueño recordado.
    Bravo!
    Un abrazo.

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    1. Gracias, Fernando. Siempre hay una sorpresa a la vuelta de la esquina...

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  6. Tan real como la vida que cada vez estrecha más el cerco. ¡Muy buen relato!
    Cariñoso abrazo y feliz fin de semana

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  7. que decir si es la misma foto de la mente cuando surcamos los caminos del recuerdo.... es como ver que se eleva el vapor y choca contra la fría realidad actual y se transforma en gotas de agua que salen tambien de nuestros ojos mojando el rostro y surcando hasta la comisura de los labios y ahi sabemos distinguir que fue el condimento de un paso pasado en nuestra vida

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  8. Es un poco tramposo este micro, ¿no crees?, nos hablas de un sillón (aunque no comentes su estado, es un sillón) y acabas tirándonos debajo de las hojas de periódico.
    Los engaños bien urdidos funcionan, y no hay que añadir mucho más.

    Saludos

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