Desde una esquina del tiempo llega el rumor de sus voces. Mucho de lo que susurran a mi oído nunca será conocido. Pero algunas palabras verán la luz del papel, y serán.



sábado, 5 de mayo de 2012

El paseo


Ella lucía su pelo atado en dos coletas.
Él llevaba el traje con afectación.
Ella regalaba sonrisas por doquier.
Él caminaba erguido, ajustando su corbata.
Ella saltaba los charcos.
Él buscaba dónde pisar seguro.
Ella lo miraba con ternura.
Él la miraba lleno de orgullo.
            Caminaron de la mano hasta la plaza.
            Eligieron un banco, y se sentaron en silencio.
            El vaivén de los columpios fue la música de fondo.
Él se puso serio, y buscó las palabras adecuadas.
Ella lo miraba, expectante.
Él hizo todo lo posible por disimular.
Ella lo tomó de las manos, casi suplicante.
Él habló, finalmente:
— Tú ganas. Después que juegues con tus amiguitas, te llevaré a tomar un helado.
Ella se colgó, feliz, del cuello de su abuelo.


3 comentarios:

  1. ¡Que dulce Hugo! ¿que se puede decir, de nuestras nietas?
    Me emocionaste.
    Un abrazo de abuelo amigo.

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  2. Lindo!!!
    Después de leerlo, y no empezando aún a ser padre, ya quiere uno ser abuelo.
    Un abrazo, Hugo.

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  3. Hugo:
    Excelente clima, la ambigüedad del relato da pie a un remate tan hermoso.
    Sencillo y bonito, como un paseo de esas características.
    Un abrazo.

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