— Lo que puedo decirte, es que el hombre estaba
tranquilamente sentado, mirando la televisión y bebiendo una cerveza. Hacía una
hora, más o menos, que había regresado a su casa. En ese momento sucedió todo.
— ¿Y por
qué lo eligieron a él?
— Si vas al
comienzo de la historia, Joao Francisco –que así se llamaba el hombre-, era
oriundo del sur de Brasil. Siendo muy joven, se vino al Uruguay, para trabajar
en la cosecha del arroz.
— ¡Oye! ¿Y
cómo llegó a hacerse millonario?
— Siempre
fue muy ambicioso y, en cuando pudo ahorrar algo de dinero, comenzó a
contrabandear alimentos y cigarrillos. No tardó en ceder a la tentación de
traficar drogas, dado que por allí había un trasiego importante hacia los
balnearios de la costa oceánica. Corrió con mucha suerte y logró llevar a
destino todos los envíos, por eso rápidamente se ganó el respeto de sus pares.
Terminó liderando una importante banda de delincuentes.
— También
debe haberse ganado muchos enemigos.
— Eso es
lógico. Además, su ambición lo llevó a eliminar a algunos de sus socios, para
quedarse con la mayor parte de las ganancias. Esto, a la larga, siempre causa
problemas.
— Entonces,
se trató de un ajuste de cuentas...

— ¡Se está
poniendo emocionante!
— ¡Sí! Y
descubrieron, en una de sus manos, un objeto que delata la presencia de una
mujer. Junto con otras muestras, lo enviaron a Buenos Aires, para que allí
realizaran un análisis con las últimas tecnologías.
— ¿Y cuál
fue el resultado?
— Aquí es
cuando surgen los problemas. Por eso me has encontrado en este estado. Verás, la
policía logró identificar una posible sospechosa. Si los resultados de los
análisis concordaban, tendrían el caso resuelto. Pero, al llegar a este
punto... ¡descubro que a la novela le faltan las tres últimas páginas! ¿Puedes
creer? ¡Me quedé en ascuas!
Qué bueno es irse a dormir con unas risas. Muy bueno, sí señor, me volviste a sorprender. Un abrazo transoceánico, amigo.
ResponderBorrarGracias, amigo. De eso se trata, reírse y sorprenderse. Ya bastante tragedia hay en la vida cotidiana. Abrazo.
ResponderBorrar¡Buenissimo!!!!, sos un maestro Hugo, el final está genial.
ResponderBorrarSorpresa y humor.
Un abrazo.
Gracias, Alberto, por siempre estar tras mis letras. No podemos perder el humor.
ResponderBorrarDe verdad, ¡qué ocurrencia Hugo! Es genialmente divertido.
ResponderBorrarGracias por compartir!!!
Saluda también a las musas de mi parte!!!
Gracias, Cristina. Saludos dados, tengo una musa particular que es infalible.
ResponderBorrarLa ironía y el humor fino, de parabienes...!. Junto con la intriga....Qué buen trío,gemelo...!
ResponderBorrarEstimado Hugo, que alegría haber llegado a tu blog. Veo que le das al humor, eso me gusta. Te felicito por el cuento, al final me quedé viendo para el techo y después solté la carcajada.... (pocos lo logran). Te seguiré leyendo amigo. Felicitaciones!.
ResponderBorrarUn abrazo
Gracias, Rafael, por tomarte el tiempo de husmear en mis letras. Sí, a veces hay que darle al humor, bastante tenemos con la vida...
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